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Lapsus

Publicado: 2012-12-22

SALOMÓNICO, DANTESCO, MAQUIAVÉLICO

I

La mediatizada disputa con Chile ante la Corte internacional de La Haya, por unos triángulos costeros del nunca pacífico océano; ha actualizado, una vez más, el adjetivo “Salomónico”, aludiendo a un aparente – e inaceptable por ambas partes - fallo que buscaría contentar a ambas partes.

La proverbial sabiduría de Salomón – para no hablar de su innegable sex appeal con las africanas – se ha hecho legendaria por un episodio bíblico donde dos presuntas madres igualmente apasionadas, reclamaban para sí a un solo niño. Ante tan embarazosa situación, Salomón – Salman, para los musulmanes - ordenó a un obsecuente soldado, que literalmente partiera en dos partes exactamente iguales al niño y se las diera a ambas madres.

Anta la inminente carnicería, una de las madres reconoció haber mentido e imploró que el niño le sea entregado – íntegro - a la otra madre recurrente, que hecha una luz de alegría, abrió los maternales brazos para recibirlo.

Después de mirar fijamente a las dos damas, el rey de los judíos dictaminó que el niño se vaya con la madre renunciante, mientras que la otra, debía ser aprehendida para recibir el castigo correspondiente. Ante el estupor de todo el juderío presente – en esa época la justicia sí era de conocimiento público - Salomón explicó:

- Solo una verdadera madre estaría dispuesta a renunciar a su hijo con tal de salvarle vida –

No hubo pues, contemporización o contentamiento para las partes sino, la firme y recta intención de administrar justicia, seguramente emanada de un profundo conocimiento de la naturaleza humana con todos sus misterios y pasiones. Por eso Salomón es Salomón, el juez infinito, y no un funcionario corruptillo que gimotea por su mísero sueldo o su excesiva carga procesal. Peruanos y chilenos debemos esperar un veredicto así, aunque en definitiva, los jueces siempre fallan.

II

El inclasificable Dante Alighieri, ni barroco, ni manierista, ni renacentista; es para muchos, la cumbre de las letras italianas, para algunos como Borges, La Divina Comedia es “la más alta creación humana” – aunque personalmente prefiero a Ariosto - loas aparte, es imposible negar su decisiva participación del florentino, en la iconología de lo celestial y lo infernal.

Las imágenes que crea en cada uno de los círculos del infierno que nos ha heredado, han presidido el imaginario occidental y mundial hasta nuestros días. El calificativo “Dantesco” sin embargo, se usa actualmente para describir escenarios tan solo terroríficos o macabros. Lo Dantesco es todo eso claro, pero además, majestuoso, grandilocuente y en cierta forma, armónico. La vasta producción de grabados, pinturas y murales de Brueghel, el viejo, Miguel Angel, Van Eyck o Tadeo Escalante en Cusco, entre tantos otros sobre el tema, son un buen ejemplo gráfico. Muchas escenas de Apocalipsis Now o Matrix podrían también merecer tal calificativo. Un asesinato, por tanto, no podría ser en forma alguna, un espectáculo dantesco.

III

Pocos políticos de nuestros días pueden presumir de haber leído íntegramente a Nicola di Macchiavello, pese a que varios de los consejos que componen “El Príncipe”, siguen manifestándose en cada unos de los actos de la política mundial. El físicamente poco favorecido Maquiavelo, idolatraba al bello e intrépido César Borgia, para quien escribió esta obra, mientras oficiaba de consiglieri de su principado en la Romaña, a la sazón, gozaba de los favores de algunas cortesanas de carnes muy voluptuosas a las que era tan aficionado. El objetivo del libro era, después de adularlo convenientemente, instarlo a unificar la caótica Italia del siglo XV. Una época de conjuras y escándalos sin fin, pero que paradójicamente produjo las obras más reconocidas del Renacimiento.

Los más, resumen lo “Maquiavélico” en la manida sentencia: “El fin justifica los medios” aunque en ninguno de los capítulos de la obra, se afirme semejante cosa, seguramente alguno de sus muchos glosadores acuñó esta frase que es ahora un lugar tan común y en gran medida, cierto. Ninguno sin embargo, tan ególatra como Napoleón Bonaparte – otro físicamente poco favorecido personaje- quien, en una de las más difundidas versiones de este libro, se jactaba de haberlo practicado como ninguno y hasta mejor.

FUGA

Los adjetivos calificativos derivados de un nombre propio poseen una identidad semántica y un grado de intensidad que si bien, la posición y el contexto pueden puntualizar, no deben perder su nobleza y capacidad de enriquecer a lector y escritor por igual. Sin embargo el tiempo y el uso irresponsable pueden desviar su significado o desdorar su fulgor primigenio, mas aún en tiempos actuales en que el periodismo se ha vuelto un triste y desinformado cachuelo de gente nice, para ganarse la vida.

Un espectáculo dantesco, una decisión salomónica, un personaje maquiavélico, están entre las más conocidas y acertadas aplicaciones, mas no otras que traicionan su abolengo, como esas ruinas humanas que presumen de su apellido virreinal.

Sí pues, se pueden romper las reglas de la gramática, pero primero hay que saber qué estamos rompiendo.


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blacponcho

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